La cirugía que se realiza para reemplazar un hígado enfermo por uno sano permite a los pacientes con enfermedad hepática terminal un futuro acompañado de una excelente calidad de vida.
/ ABC Color
El Dr. Gustavo Melgarejo, jefe de la Unidad de Trasplantes del Hospital Central del Instituto de Previsión Social, indicó que un hígado sano se obtiene de un donante que haya muerto recientemente, pero que no haya sufrido lesión hepática. El órgano sano se transporta en una solución salina refrigerada, que lo conserva hasta por 6 horas, permitiendo de este modo realizar las pruebas necesarias para determinar la compatibilidad entre el donante y el receptor.
Señaló que el hígado enfermo se extirpa a través de una incisión hecha en la parte superior del abdomen. El nuevo hígado se coloca en su lugar y se conecta a los vasos sanguíneos y los conductos biliares del paciente. Esta operación puede durar hasta 12 horas y requiere grandes volúmenes de transfusiones de sangre.
Donantes vivos
“En algunos casos, los donantes vivos dan una parte de su hígado para un trasplante a otra persona, a menudo un miembro de la familia o un amigo. Esto ofrece algo de riesgo al donante debido a la naturaleza de la operación, pero dado que el hígado se puede regenerar por sí mismo hasta cierto punto, ambas partes terminarán con sus hígados funcionando bien después de un trasplante exitoso”.
Resaltó el profesional que el resultado positivo en la obtención del órgano depende de una concienciación adecuada de la sociedad sobre la donación . “Existen dos entidades con capacidad de realizar esta compleja actividad, como el hospital central del IPS y el Hospital Nacional de Itauguá. La idea es capacitar e integrar un solo equipo de profesionales de manera a tener una experiencia y curva de aprendizaje mayor, al ser el único estamento habilitado para este fin. Hoy Paraguay ha adquirido grandes progresos en cuanto a tecnología, y tenemos el talento humano necesario para este fin”.